Tan fácil y sencillo como peligrosamente preocupante.
Vivimos para bien o para mal en una sociedad consumista, donde bancos, grandes corporaciones y multinacionales abren sus tentáculos intentando acaparar lo poco o lo mucho que poseemos aprovechando el ansia de consumo que se nos vende continuamente.
El uso de las tarjetas de préstamo o débito es una de las lícitas artimañas de que se valen para lograr unos altos beneficios. En primer lugar, no estoy en contra de ellas, ya que con un buen uso te pueden sacar de una apretada situación puntualmente. Pero, si analizamos el tipo de interés o comisión que nos cargan por utilizar el "plastiquito" en un simple cajero... ¿Realmente merece la pena?
No digamos entonces cuando la utilizamos para comprar en cualquier establecimiento. Dependiendo de lo acordado con la entidad emisora de la misma, lo pagarás cómodamente mes a mes, lo que ocurre que cuando te hablan de un un porcentaje lo hacen refiriéndose al mes, por lo que nos parece bajo, pero realmente en una compra que pretendes pagar en 12 meses, en el primer mes te aplicaran sobre un 1.25 % sobre los 12 meses, pero al mes siguiente te lo aplicaran sobre los 11 meses que quedan, al final aplicaran 12 veces su porcentaje de comisión, lo que resulta el doble de caro que si se hubiesemos pedido un préstamo, ya que el TAE anual saldrá por un 22 % de interés como mínimo.
¿Qué es un a tarjeta de crédito o débito?
La forma que tenemos de tener lo que no nos podemos permitir. Y eso lo saben estas entidades; dinero, consumo fácil a un alto costo que nos harán esclavos del plástico.
Dadas las fechas en las que ya estamos metidos, sería aconsejable tirar del efectivo del que se dispone y dejar a un lado el dichoso plástico, por muy sugerente que nos resulte a fin de evitarnos posteriores dolores de cabeza en una pelota que no termina de dar vueltas siempre en beneficio de los de siempre.